Del Toro Criollo al Toro de Casta en Venezuela

Del Toro Criollo al Toro de Casta en Venezuela.

No ha sido evaluado en su dimensión exacta, el inmenso río cultural de los toros de España en tierras americanas después de quinientos años.
Es conocida la traída de reses por el Puerto de Cádiz, provincia de Andalucía, en las primeras embarcaciones con destino a las Antillas, golfo de México y costas caribeñas de sur América, ganado fundamental en el abastecimiento de los conquistadores. Es relativamente poco lo que se sabe con certeza de los ancestros de los bovinos criollos. El bovino criollo americano desciende directamente de los animales que llegaron en el segundo viaje de Cristóbal Colón en 1493. Estos animales, así como posteriores envíos, llegaron a la isla denominada La Española, hoy asiento de la República Dominicana y Haití. En la opinión de Rouse (1977)decendían directamente del “Bosprimigenium”, domesticado probablemente en la zona pirinaica a partir del paleolítico.

Sevilla era la ciudad que tenía la exclusividad para organizar los embarques oficiales a América. Hay autores que afirman que también salieron barcos para América desde Galicia en el norte de España;sin embargo, no se conoce con seguridad si todo el ganado provenía de las regiones cercanas a Sevilla o si algunos embarques se hicieron en la Islas Canarias, ruta y escala habitual en los viajes a este nuevo continente.
Rouse (1977) indica que las razas españolas actuales podrían ser descendientes de los mismos planteles de los cuales provienen los criollos, que son: la Retinta, la Barrenda, la Cacereña y la Andaluza negra. Se dice que el ganado criollo, de raza Caracú de Brasil, tiene orígenes similares a las razas del norte y la Minhota es idéntica a la Gallega. Las similitudes entre las razas de Brasil y de Hispanoamérica pueden explicarse por la proximidad geográfica de sus orígenes.
Los españoles desembarcaron en el Caribe los primeros bovinos y desde allí se inició su dispersión, con tal éxito que antes de 40 años, en 1524, ya se informa sobre la existencia de bovinos en todos los países de América del Sur. Ingresaron por Santa Marta, Colombia, en primer término. Una subcorriente entró a Venezuela
Desde 1524. América comenzó a poblar su territorio de bovinos y a introducirlos en sus sistemas ecológicos. Es mucho lo que se ha escrito sobre el origen del ganado de Colombia. Hoy día no se sabe con certeza si proviene de la España Peninsular o de la España Insular (Islas Canarias). Hay relatos que alrededor de la mitad del siglo XVI y bajo el gobierno de su fundador, llegaron a Cartagena quinientos bovinos desde La Española (hoy Santo Domingo). También los primeros vacunos que formaron el ganado Casanare, llegaron a los llanos de Colombia procedentes de Venezuela.

Según la historia, los bovinos traídos por Colón (1493) fueron desembarcados en La Española de donde posteriormente fueron distribuídos hacia Venezuela por diferentes conquistadores; con el tiempo se extendieron por los llanos del sur de Venezuela (Cojedes, Barinas) en diversas épocas y en manos de colonos pasaron hacia los llanos colombianos.
El ganado criollo fue el origen de la expansión civilizadora de América Latina, bajo la influencia de los Jesuitas ya que ellos en el nuevo mundo tenían gran preocupación por la ganadería, como fuente de riqueza colectiva para mantener a los primeros pobladores y a los indios cerca de las Misiones. Se sostiene que los Jesuitas del este colombiano, dispensaban los mayores cuidados a la raza criolla San Martinero, que lleva el nombre de la Misión Jesuita de la zona.

Para definir el ganado criollo en las Américas a continuación se describen sus características morfológicas y de comportamiento en Venezuela.
La adaptación y reproducción en la nueva viña sin verjas, trae sorpresas por las fundaciones de grandes rebaños de toros de estirpe Navarro; llanuras en las islas altillanas y tierras firmes son tomadas por nómadas cimarrones incorporando a conquistadores e indígenas autóctonos en las faenas propias del campo, arraigando trabajos y costumbres.
Lo que sí puedo precisar es, que la espada conquistadora del español, junto con la palabra evangelizadora de los misioneros y al unísono el idioma unificador de ese imperio español, llegaron con ellos a esta tierra venezolana con las primeras reses.
En todo el período colonial (1492- 1821) suman más de 300 años con la dependencia de explotaciones pecuarias rudimentarias, representadas por el hato, desde México hasta la pampa Argentina, donde el protagonista silente es el toro con su capacidad de alzado-bravucón en busca de nuevos territorios.
La doméstica vaquera de las majadas, con su producción de leche y queso artesanal, la aparición del buey por la castración del bravo novillo, resultó un insuperable motor en la preparación de tierras fértiles y mejor producción del maíz; dibujan el inicio de la hoy agro-industria;vista esa realidad,se puede afirmar que los toros y centauros, siembran autodeterminación en América.
El pastoreo disciplinado con faenas heredadas de generación en generación, desde las marismas andaluzas, da continuidad a los amaneceres del nuevo mundo, repitiendo tonadas campestres habituales, en los más apartados rincones donde en la actualidad no existen caminos asfaltados y luz eléctrica, están las huellas del toro permitiendo detener el tiempo.
La cultura del toro inicial del trabajo, mantenían su inseparable significado guerrero, junto al caballo, la conquista de los Españoles y luego los movimientos de independencia de los patriotas encabezados por El Libertador; recordemos que el Teniente de los valles de Aragua, realizó pasantías en la Escuela Ecuestre de la Academia de San Fernando, en Madrid (1799) donde adquiere destreza de jinete.
Los fundos ganaderos se multiplicaron y el vacuno cubrió parte del territorio, sin otra selección que la natural; y sobrevivió aquel animal que soportaba las inclemencias del trópico, que era capaz de resistir la garrapata y las inundaciones, el sofocante calor y la sequía prolongada. Este proceso dio por fruto un toro que se le conoció como el “toro cimarrón” y que por su bravura se utilizó para la lidia en los comienzos y primera parte de la historia de la Fiesta Brava en nuestro país.
El toro criollo fue por más de cuatro siglos, el único sostén para el desarrollo y formación del espectáculo taurino en territorio venezolano. Cabe destacarse que gracias al toro criollo se formó la afición, se propagó la Fiesta y se formaron nuestros primeros toreros en una escuela muy particular que recibía las precisas enseñanzas de los toreros españoles que visitaban, casi con un sentido de aventura, nuestra patria.
Tomando en cuenta que fue en tierra venezolana donde se celebró el primer festejo taurino en la historia del Nuevo Mundo, acontecimiento que provocara el nacimiento de Felipe II; Carlos I ordenó se celebrara el advenimiento con grandes fiestas en el reino, para la conmemoración del acontecimiento. Esto ocurrió en el año 1527, evento que en la isla de Cubagua, abrazada por el mar Caribe de Venezuela, se tradujo en un acontecimiento histórico, por tratarse de la primera corrida de toros en territorio americano. La vida de Cubagua fue brevísima, lo mismo que su riqueza perlera, siendo su paso de aldea a ciudad un intento vano, según el historiador Gil Fortul (Historia Constitucional de Venezuela, 1940) para organizarse como población. Cierto es que Cubagua, como centro poblado, no duró más de treinta años. Con períodos de formación, plenitud y decadencia. Su función verdadera fue servir como lugar de atracción, que luego permitió poblar las provincias venezolanas, suministrando dinero para aviar expediciones.

Lo que más llama la atención a los historiadores, fue su muy peculiar sistema de gobierno, ya que el nacimiento de Felipe II en ese 1527 y festejado en Suramérica en esa diminuta Cubagua, en el mar de Los Caribes como lo confirman las investigaciones realizadas por el periodista Miguel de la Cuadra, en su programa Ruta Quetzal, que se realizó con motivo de los 500 años del Descubrimiento de América,
Hace más de cuatro siglos, en 1548 se había fundado en Uberito, Edo. Guárico, el primer hato de ganado vacunopor Cristóbal Rodríguez, quien fue tan importante para su época como criador del llano junto a otros, llegándose a exportar sus productos a Colombia por el camino del Cajón de Arauca y la carne oreada de estas reses llegó a las Islas del Caribe: Cuba, Puerto Rico y toda la zona delCaribe con frecuencia de años, para ser alimento principal en esas poblaciones.

Para 1567, cuando Diego de Lozada transitaba desde Nueva Segovia (Barquisimeto) a la conquista del Valle de San Francisco, se detuvo con sus huestes en Nirgua o Nueva Jerez a celebrar el 20 de enero la fiesta de San Sebastián a quien los conquistadores habían tomado como abogado contra las flechas de los indios. Antes se había fundado en la isla de Margarita un hato con ganado español, procedente de La Hispaniola. Francisco Fajardo, un mestizo hijo de india y español, fundó en Catia, al oeste del valle de Caracas, en el año 1521, otro hato ganadero; este ganado serviría a la población de Carcas en la alimentación y distracción, porque las reses fueron lidiadas en las plazas construidas en el valle caraqueño en el siglo XVII.
Fundada la ciudad de Santiago de León de Caracas, la Fiesta de Toros y Cañas se hizo imprescindible en todos los actos religiosos o conmemorativos; las fiestas más significativas fueron: las de Santiago, San Mauricio, San Sebastián y San Jorge, abogado dela ciudad desde junio 13 de 1594. El 5 de octubre de 1775, fue expedida por el Buen Retiro la real cédula que autorizaba las corridas de toros, cuyos productos serían destinados a la “reconstrucción del reloj de Principal (conocida esquina caraqueña)”. El 7 de septiembre de 1770, reunidos en Cabildo, las principales personalidades de la época expusieron al señor gobernador estar en posesión de la Real Cédula que los autorizaba a pedir licencia para la celebración de corridas de toros en la ciudad, cuyo arbitrio sería destinado a la reconstrucción del Palacio de Gobierno. Para 1789 se celebraron en la Plaza Mayor, hoy plaza Bolívar de Caracas, grandes festejos para celebrar la jura de Carlos IV en la que hubo corridas y mojigangas.
Según la “Guía Ilustrada para asistir a las Corridas de Toros”, publicada en Caracas en 1906,existían para la época las siguientes ganaderías que lidiaban toros en plazas venezolanas:
En Aragua: los hermanos Gorrín, Martínez Sánchez y Felipe Kinsler; en CaguayTocorón: Antonio Santaella, y el general Juan Vicente Gómez; en Punta Larga. En el Edo. Carabobo: Florencio Olaizola; en Jabillar: José I. Carreño; en El Banco: Nicomedes Paredes; en Cerro del Medio: Vicente Verano y N. Rodríguez.
La mayoría de estos ganaderos enviaban sus toros a las plazas, luego de probarlos en los potreros y corrales; verificando también su trapío y que embistieran a punta de capote con señal de bravura.
En el valioso libro “Los Toros en Venezuela” de Don Carlos Salas, obra a la que siempre he recurrido para consultar en pro de aclarar datos, nos deja por escrito quiénes fueron los hombres que se ocuparon de seleccionar y criar toros para la lidia: los generales Salvador Barreto, Obdulio Batalla, hermanos Márquez, hermanos Gonzales Gorrondona, Francisco Gorrín, hermanos Santaella, Mier y Terán, Uslar, Ontañez, hermanos Branger, coronel Gonzalo Crespo, Don Raimundo Fonseca, Camilo Claude, Manuel Felipe Ojeda, Gonzalo Gómez y otros.
Para el 3 de diciembre de 1863 en la plaza de toros de la Candelaria una de las más antiguas de la ciudad de Caracas, fue quizás donde se presentaron por primera vez los toreros en traje de luces.
La cultura del toro inicial del trabajo, mantenían su inseparable significado guerrero, junto al caballo, la conquista de los Españoles y luego los movimientos de independencia de los patriotas encabezados por el Libertador; recordemos el Teniente de los valles de Aragua, realiza pasantías en la escuela ecuestre de la Academia de San Fernando en Madrid (1799) donde adquiere destreza de jinete.
Parte de los trabajos de los ejércitos es el sometimiento de enmontados toros bravos para asegurar: alimentación, aperos, transporte y abrigos, determinantes en la capacidad de las tropas.
Los pueblos no esperan y festejan con aristas de irracionalidad, el triunfo de sus logros, el toro y el caballo son protagonistas de faenas camperas: derribos y capeas, en espacios públicos; plaza mayor y calle real. Resultan manifestaciones populares que no dejan de estar presentes en los poblados y primeras Ciudades en honor del santo Patrono, es la esencia del toreo y el coleo en tierras Ibero-Americanas.
Con referencia al ganado criollo o cimarrón, se ha de recurrir de nuevo a fray Pedro Sión, quien dice textualmente: “Entre los demás que frecuentaban estos caminos, fue Pedro de Villaroel que tenía por granjería de meter estos ganados...” La ruta seguida era de “Trujillo y la de Mérida al pie de las Sierras Nevadas, la Villa de San Cristóbal y la ciudad de Pamplona”. Pasaban dentro del Estado Táchira, por el valle de La Grita y el valle de san Bartolomé.
De este ganado es lógico suponer que algunas cabezas quedaron en la región, cabezas donde las cuales se inició la cría local..
Otros datos que dan la antigüedad sobre estas noticias, son las escaramuzas taurinas que se remontan a los años de 1842 y con más precisión por los documentos encontrados, tenemos a los que relatan sus festejos del año de 1896 ya que no hubo personajes que tuviesen el interés por una relación escrita sobre estas actividades, dejándose pasar el tiempo y los mismo desaparecieron de los archivos de la municipalidad que tampoco se interesó por conservar la historia sobre este patrimonio cultural.
Hoy quiero resaltar un acontecimiento histórico, cuando fue la presentación en Valencia, Edo. Carabobo, del hispano Vicente Méndez “El Pescadero” el 30 de agosto de 1885 y el motivo para considerarlo acontecimiento, fue el que se picaron por primera vez, los toros en una corrida en Venezuela. Para 1912 ya existía un personaje importante en Caracas Joaquín Briceño “El Trompa” ya que era el primer torero de masas en Venezuela; años más tarde el 11 de enero de 1914 se lidiaba en Caracas el primer toro español a muerte, el astado procedía de las dehesas del Duque de Veragua y el lidiador que le dio muerte fue Manuel Rodríguez, Manolete padre. Para el 31 de octubre de 1921, llegó a Caracas procedente de Lima el caraqueño Eleazar Sananes “Rubito” consiguiendo allí a su rival Julio Mendoza quien sostuvieron muchos mano a mano y ganaron mucho dinero, había nacido la pareja angular del toreo nacional ; decidiendo Rubito viajar a España con su mozo de espadas y banderillero y llevó morocotas suficientes para hacer campaña en ruedos hispanos, alcanzando el grado de matador el 22 de mayo de 1922 y siete años más tarde decidiría el negro Julio n seguir los pasos de Rubito para hacerse matador y convertirse en el segundo venezolano en alcanzar esa meta un 11 de septiembre de 1927, pasó mucho tiempo para que este par de precursores cundiera entre los paisanos hasta que apareció Luis Sánchez Olivares quien logró tomar la alternativa en Granada un 29 de septiembre del año 1948, quien fue todo un ídolo de la afición nacional, ya con los años surgieron otros toreros como Faraco, los hermanos Girón, quien les han dado gloria al pabellón nacional.
La historia de esta tradición se remonta a más de un siglo de existencia, acá se ha vivido la fiesta en toda su intensidad y donde la parte religiosa comparte con la taurina un espacio importante e indisoluble que van siempre atadas a sus manos.
En plazas cuadradas se jugaba la vida ante los toros criollos los torerillos que con ansias de gloria se cruzaban en el camino de la Feria y Fiesta de la Consolación..
En esta materia prima, se destaca el toro criollo o cimarrón, proveniente de las selvas de san Camilo o de los llanos de Barinas o del Alto Apure, que fue desapareciendo paulatinamente ya que cuando realizaron el cruce con el toro Cebú, esto motivo la degeneración de la raza y el espectáculo fue decayendo; ya que estos nuevos ejemplares embestían en línea recta y eran más peligrosos con las patas que con los cuernos.
Así comenzó a vivirse lo que en el pasado (antes de conocerse el ganado de casta) promovió las pretéritas -corridas de toros- que fueron las que sembraron afición y mantuvieron esa tradición más que centenaria.
Nos remontaremos a lo que antiguamente se llamó La Sabana, lo que es hoy en día el Barrio La Concordia de San Cristóbal, allí se realizaba un comercio anual entre doce y catorce mil reses, provenientes de los sitios ya señalados y el precio promedio para el año de 1897 era de 120 bolívares por cabeza.
Aquellos animales se echaban en potreros cercanos a Táriba como en las Aldeas El Junco, Capachito, otros venían de algunos potreros de Ceba de San Cristóbal, para ser probados de antemano (ya que este requisito era indispensable) para poder elegir los toros que en verdad embestían siendo los peseros quienesrealizaban estos trabajos previos, recuerdo a uno de los probadores, al recordado Alejandro Campos “Campitos” quien muchas veces realizó este trabajo, otro que se dedicó a estos menesteres y que era el encargado del Matadero fue Ángel Custodio “El Diablo” ya que quienes adquirían el ganado era los Peseros, de ellos me recuerdo a José del Carmen Colmenares, Kiko Colmenares, Miguel Rangel, Pablo Velandria “Cacheta, Carlos Julio Velandria, Urbano Sánchez .
De este Matadero Municipal salieron muchachos que abrazaron la actividad de novilleros como los hermanos Gil, Antonio, Pepe, Jesús García, El Gavilán, Germán Sánchez, Jesús Colombo y entre los aficionados prácticos el recordado Chicho, Luis Magin Toro, Eutiquio Hevia P. y otros más que se me escapan de la memoria.
También proveedor de ese ganado fue don Arístides González, Luis Rosales, Roberto Cárdenas, Amadeo García y Ángel Rojas, esto a duras apenas son los que preciso y que fueron puntales importantes, para que estos festejos se pudiesen llevar a efecto y que se llamaban-corridas de toros-.
Cabe la pena destacar la motivación que causo la desaparición del ganado criollo, ya que surgió en el seno del gobierno nacional en la década del 50 el vivo interés extra nacional como una cruzada inquisidora en contra del ganado criollo y el imponer la raza cebú en contra del ganado criollo, invadiendo el territorio ganadero y exterminando con el cruce nuestra raza criolla, que fue desapareciendo con los años, dando como resultado el extermino en el territorio nacional que durante siglos había permanecido intacta y fue sostén del pueblo en su alimentación diaria y con la actividad taurina ya que era la materia prima en nuestros pueblos.
Es importante destacar que el primer ganadero en cruza el ganado criollo con el español fue el general Fonseca en Aragua, quien cubrió un buen número de vacas criollas seleccionadas para dar camino a lo que se empezó a llamarse media casta.
Quiero reconocer que todos estos ganaderos criollos, le dieron con su quijotismo, una oportunidad a los muchachos y toreros, para que naciera el embrión nacional y abrieron el camino para que se construyeran plaza y nacieran temporadas, y ferias y los grandes eventos que dieron señorío a al bello espectáculo.
El camino a la vacada de casta sucedió el año 1933, cuando se importaron reses de España importación hecha por los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez y fueron las vacas de Pallares del Sors y los toros cordobeses de este encaste, los que desembarcaron en Puerto cabello junto a los toros de Gamero Cívico que padrearían en suelo aragüeño. Con el correr de los años, las vacas fundadoras de las nuevas divisas cruzarían los caminos por la frontera colombo-venezolana procedentes de los campos de Cali, la sabana de Bogotá y procedentes de los potreros de Mondoñedo, Vistahermosa, Achury Viejo, Dos Gutierrez y Las Mercedes, donde ocurrió esta importación a finales del decenio de los sesenta, hasta dar el primer paso en la creación de la cabaña brava nacional. Visto y comprobado el auge inusitado de plazas de toros y el atractivo éxito de las ferias taurinas y empresarial, provocó que hombres como los hermanos Riera Zubillaga de Carora, el médico veterinario Alberto Ramírez Avendaño de Maracay el levantino Cayetano Pastor junto al industrial valenciano Juan Ernesto Branger, el colombiano Antonio García, el tachirense Joel Casique junto a Carmelo Polanco y Sebastián Gonzales Regalado y el hispano Manolo Chopera, Luis Morales Ballestrassi dieran los primeros e inciertos pasos para la creación de la ganadería brava.
Se fundaron los hierros de los Aranguez, Vistahermosa, Tarapío, Bella Vista, Tierra Blanca, los hierros próceres junto a Guayabita, de la ganadería de lidia venezolana, con ganado procedente de Colombia. Procedían los encastes de reconocidas divisas como fueron Modoñedo, Vistahermosa, Las Mercedes y Dosgutierrez, gracias a la definitiva y muy valiosa colaboración entre Jerónimo Pimente, Antonio García, Fermín Sanz de Santamaría y los hermanos Gutierrez y el Dr. Gonzales Pidrahita.
El más valioso entusiasta ha sido Gerónimo Pimentel quien fue matador de toros y como criador y empresario echó raíces en suelo colombiano, para desde allí sembrar la semilla del toro bravo en fértil surco ganadero.
Se destacó Táriba como la primera plaza en los Andes venezolanos, donde se lidiaron ejemplares de casta, procedentes de Ecuador de la vacada de Luis de Acasubi, que fueron lidiados en el Barrio Monseñor Briceño el año de 1961 en dos corridas los días 19 y 20 la primea con la actuación de César Faraco, Jaime Bolaños, Curro Lara y la segunda con Jaime Bolaños, Cesar Faraco y Serbulo Azuaje.
Convencidos los incipientes ganaderos que luchar por separado era nulo, fundaron la Asociación Venezolana de Criadores de Toros de Lidia, el 8 de septiembre de 1971 en Caracas, cerca de la Candelaria, donde había existido una plaza de toros permanente, allí Alberto Ramírez Avendaño, Carmelo Polanco, Marcos Branger y Sebastián Gonzales Regalado fundaron la Asociación; el primer acto fue elaborar un informe solicitando al estado venezolano la debida protección a esta actividad pecuaria. Fueron los propios ganaderos, miembros de la AVCTL los que sufragaron todos los gastos que representó el acto fundamental de la importación de ganado ibérico a Venezuela.
Al país llegóreses importadas de España y Portugal en la recordada línea aérea Viasa, gracias a la invalorable gestión de su vicepresidente el recordado Dr. Oscar Aguerrevere Vega, quien años más tarde se asociara a Sebastián Gonzales y Manolo Chopera en la ganadería Tierra Blanca.
El ganado fue recibido por la autoridades sanitarias en la Estación Cuarentenaria de Paraguana (Falcón) y las mismas procedían de las vacadas de Joaquín Buendía, Matínez Elizondo, Mario Vinhas, Pinto Barreiro, Francisco Palha, Francisco Camino Sánchez, Coimbra, Vega Villar que junto con las ya existentes en el país formaron la base genética de la ganadería brava nacional. Hubo más importaciones en el tiempo de vacas y sementales de México, Colombia y España, siendo ese paso el que se dio en 1973 por un puñado de románticos, el primero y más firme dado en un camino pleno de contradicciones ideológicas.
Aquel año de la importación se presentaron como socios de la ganadería Bella Vista los señores J.J. Vallenilla Calcaño y Elias Acosta. El primero representaba al Dr. Gonzales Gorrondona, presidente del banco Nacional de Descuento, que embargó parte de los bienes de Bella Vista y el segundo a su hermano Eduardo Acosta Hermoso directivo de una empresa de alimentos animales que había embargado parte de las acciones de la ganadería Bella Vista.
Para 1978 integraron la asociación de ganaderos las ganaderías de Guayabita, Tierra Blanca, Los Aranguez, Tarapío y Bella Vista como los hierros fundadores, habiéndose agregado Rancho Grande de Hugo Domingo Molina, Hermanos Branger cuyo representante sería la señora Maribel Llorens, Los Samanes representada por Antonio Vargas Gutierrez, La Carbonera por Fabio Grisolía, Vista Hermosa de Gayetano Pastor y Río Seco de Irinero Oquendo. También se inscribieron las vacadas de Guatajire de los señores Tomás D’ Escriban y Manuel Zafrane, El Portachuelo del ex matador Eduardo Antich y CamorucoEspañolero de Elias Acosta Hermoso; ya para julio del 85 se presentaron los recaudos de los hierros de la Cruz de Hierro, del Sindicato La Gaviota representado por Orlando Echenagucia y la ganadería Los Ramírez propiedad de José Ramírez Cuevas. Para 1985 fue nombrado Presidente Honorario el Sr. Florencio Gómez Núñez, fundador de la ganadería La Providencia y Guayabita en 1933. Y en la Junta Directiva repitió el presidente Ramírez Avendaño, Sebastián Gonzales, Vicepresidente Luis Acosta Salerno, Secretario, Maribel Branger, Tesorera; y los vocales Orlando Echenagucia y Hugo Domingo Molina y por mandato de la Directiva se acordó exonerar de pagos a las cuotas a la ganadería Vista Hermosa del ganadero Gayetano Pastor, pionero de la ganadería nacional en reconocimiento a su positiva labor.
De acuerdo sobre las antigüedades de las ganaderías se tomó el 28 de enero de 1986 siendo las antigüedades con Guayabita 17de enero de 1939; los Aranguez 20 de septiembre del 71; Tarapío 1 de agosto del 71; Vista Hermosa 2 de junio del 72; Tierra Blanca 16 de julio del 72; Bella Vista 10 de noviembre del 73; Río Seco 10 de octubre del 76; Rancho Grande 24 de septiembre del 77; La Carbonera 7 de febrero del 78; Hermanos Branger 16 de septiembre del 79; Campolargo 25 de septiembre del 83; Rancho Alegre 31 de marzo del 85; Luis Gandica 24 de junio del 85; La Cruz de Hierro 19 de enero del 86. Para 1986 se inscribieron las ganaderías de La Fundación, representada por Edgar Cosson y Carlos Marquez; El Prado de los hermanos Molina Colmenares, Los Marañones representada por Orlando Echenagucia Lovera y Andres Miguel Velutini y Lucumberry se inscribió en el 87, al igual que Rancho Alegre de Osvaldo Michelena.
Hay que destacar que entre los logros de la asociación está en haber descubierto para la afición venezolana los valores toreros como Erik Cortez, Manolito Rodríguez, Leonardo Coronado, Alfonso Rondón, Pepe Luis Navarro, Morenito de Caracas, Rafael Martínez, Miguel Tesorero, Leonardo Benítez, Otto Rodríguez, Edgar Peña, Ramón Guevara, Marcos Peña “El Pino”, Javier Silva, Yino Torres “Maravilla” y muchos otros toreros que de no haber sido por los ganaderos de lidia, ya abriéndoles camino en los tentaderos o con la temporada organizadas como empresarios de las muy productivas novilladas de temporada fueron un alivio.
Por ultimo quiero acotar que esta asociación tiene como misión fundamental el fomento de la ganadería de reses bravas, el conservar y mejorar la raza y las características del toro de lidia y también proteger y defender la industria pecuaria; ojala salgan del marasmo en que se encuentran y busquen de frente la lucha y defensa de la fiesta ya que para ellos es prioritario al igual que para la afición venezolana.

Se destacó Táriba como la primera plaza en los Andes venezolanos, donde se lidiaron ejemplares de casta, procedentes de Ecuador y que fueron lidiados en el Barrio Monseñor Briceño el año de 1961 en dos corridas los días 19 y 20 la primea con la actuación de César Faraco, Jaikme Bolaños, Curro Lara y la segunda con Jaime Bolaños, Cesar Faraco y Sérbulo Azuaje.
Espero que este bosquejo histórico sea del agrado de los amables lectores que en esta oportunidad me han dispensado con su presencia.

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(Continua la Historia) Antigua entrada a la Sabana hoy Barrio La Concordia